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El funcionamiento adecuado de un sistema democrático capaz de satisfacer las expectativas de la sociedad, trasciende la definición instrumental y minimalista de la democracia como un mecanismo para la asignación de escaños o para la organización de elecciones periódicas, confiables, pacíficas, competitivas y libres. Dicho sistema requiere, entre otros elementos, de mecanismos que faciliten el intercambio permanente de información entre la ciudadanía y sus representantes: lo mismo cuando se trata de asuntos relacionados con la convivencia diaria, con el funcionamiento concreto y cotidiano del gobierno, así como cuando es necesario decidir o pronunciarse respecto de cuestiones de más largo alcance en la vida política de un país. De este modo, la comunicación entre los actores políticos, gobernantes, candidatos y ciudadanía resulta un elemento central para la salud de cualquier sistema democrático de gobierno. Incluso si dicho intercambio es analizado en procesos acotados, como los comicios, la relación informativa entre los actores políticos involucrados en éstos debe superar la mera propaganda, favoreciendo la discusión de proyectos políticos así como los procedimientos para su posible ejecución y elevando la calidad del debate. En este tenor, el Instituto Electoral del Distrito Federal ha integrado este volumen teniendo como eje el tema, siempre abierto, de la comunicación política en la democracia. |