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Este capítulo tiene como fin mostrar al migrante como actor político relevante en los procesos sociales con terceros Estados, como el llamado triángulo norte —que comprende los países de Guatemala, Honduras y El Salvador— y Estados Unidos. Recientemente, con la llegada de las llamadas caravanas, se ha hecho más visible en la opinión pública, en los medios de comunicación y en las conversaciones de sobremesa, pero la realidad es que ha estado presente siempre. México es uno de los corredores migratorios más importantes en el ámbito mundial. Se ha calculado, con todas las reservas, que alrededor de medio millón de personas en movilidad pasan o se asientan en nuestro país desde hace décadas. Lo cierto es que los patrones de la migración han cambiado en nuestro país moldeados por tres factores: los cambios en la economía norteamericana, la situación económica, social y política de nuestros vecinos del centro y sur de América y los cambios en la política migratoria de los Estados Unidos de América, particularmente antes de 2001. Mientras la brecha salarial permanezca tan asimétrica entre los Estados Unidos de América y México en cuestión laboral, a pesar de las políticas restrictivas implementadas marcadamente a partir de 2011, acceder a ese mercado seguirá siendo atractivo, a pesar de los riesgos que conlleva cruzar de manera irregular la frontera entre ambos países. Así, en buena medida, la dinámica migratoria en México está determinada por la economía de nuestro vecino del norte. |