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En la colonia de Carlitos, la gente sabe que hay una banca de cemento en la que siempre puede encontrar a don Anselmo. Carlitos no sabe mucho de él, aunque, cuando se saludan, el anciano le dice “coronel”. Un día, comienzan a hablar y don Anselmo le explica muchas cosas que él ignoraba. Así, las tardes de juegos y futbol son más interesantes, porque, además de divertirse, sabe que podrá aprender mucho de las palabras de su amigo que, desde ese momento, lo inspirará a él y a sus vecinos para provocar cambios en sí mismos y en su comunidad.
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